Ayer, 30 de septiembre, se celebró el acto de entrega de las Placas al Mérito de Protección Civil 2020 que reconocen la labor de instituciones, organismos, empresas y asociaciones para combatir el coronavirus. Entre ellas, Carreras Grupo Logístico fue reconocida por su compromiso con la sociedad aragonesa durante la pandemia.
En cuanto a la labor de Carreras, la compañía colaboró de forma altruista con Protección Civil en la recogida y transporte de los materiales, cedió espacio en su nave de PLAZA; y gestionó pro bono la manipulación y preparación de mascarillas, guantes y otros materiales para su posterior distribución a hospitales, centros de salud, residencias e instituciones. También realizaron acciones con la UME.
Juan José Martínez Lumbreras, delegado del centro de Carreras Grupo Logístico en Zaragoza, recogió la Placa en nombre de la compañía. Durante el acto, se proyectó el vídeo especial en el que participaron todos los representantes donde contaron su experiencia en la pandemia. Juan José destacó “que han estado al pie del cañón día y noche”.
En el acto estuvo presente: la consejera de Presidencia y Relaciones Institucionales, Mayte Pérez, el presidente del Gobierno de Aragón, Javier Lambán, a través de una intervención en vídeo, y Ricardo Mur, presidente de CEOE Aragón, entre otros.
“Todos juntos podemos salir adelante”, apuntó Ricardo Mur, en su intervención. Además, Mur quiso dedicar una parte de su discurso a Carreras y, en especial a José Luis Carreras, fallecido por COVID-19 el pasado año. El presidente de CEOE Aragón resaltó de José Luis Carreras “su fuerza, empuje y tesón” lo que es todo un orgullo para Grupo Carreras.
Con la crisis sanitaria provocada por la Covid-19, hemos tenido que cambiar radicalmente nuestro estilo de vida, pero también ha sido fundamental adaptar los procesos logísticos y de transporte a la nueva normalidad.
Alimarket ha querido preguntarse: “¿Qué habría pasado si, en lugar de en 2020, la expansión incontrolada del coronavirus hubiese tenido lugar hace una década?”. Esta cuestión ha dado lugar a un artículo acerca de cómo las nuevas tecnologías y la denominada Logística 4.0 han mejorado la forma de operar en los últimos años.
En 2010, se contaba “con una estructura organizativa mucho menos digitalizada y sin la colaboración robótica con la que nos hemos acostumbrado a convivir, la capacidad de reacción, las herramientas para atender las fuertes fluctuaciones que experimentó la demanda e incluso la protección de los trabajadores habrían sido muy diferentes”, asegura Alimarket.
Siendo esto cierto, si echamos la vista más atrás, veremos un cambio mucho mayor.
¿Qué habría pasado con la respuesta logística si la Covid-19 se hubiese desencadenado hace 100 años?
Ya conocemos los efectos de la pandemia de coronavirus en el sector logístico hace 10 años, pero ¿cómo habría reaccionado este sector hace 100?
En 1920, España era muy diferente. A principios del siglo XX, surgen pequeños cambios en transporte y logística: la aparición de los primeros automóviles de combustión interna, lo que fomenta la creación de nuevas carreteras, asfaltadas y más seguras.
Por tanto, este avance en el transporte viario consigue que se construyan rutas más rápidas y cómodas, lo que a su vez impulsa el desarrollo de camiones para mover productos a los lugares donde el ferrocarril no llegaba o cuando se necesitaba una mayor flexibilidad que la que podía ofrecer el tren.
No obstante, y a pesar de que el alcance de estas infraestructuras de mercancías era bastante limitado, tiempo después surgirían otros progresos: la masificación y optimización de las rutas navieras modernas y, por otro lado, la aparición del transporte aéreo para entregas urgentes.
La irrupción de “La gripe española” en la logística
La sociedad española y mundial de hace cien años también sufrió las devastadoras consecuencias de una enfermedad que se expandió por todo el orbe, la mal llamada “gripe española”.
De hecho, como se informa en El País: “El 22 de mayo de 1918, el diario ABC publicó en portada la aparición de una enfermedad parecida a la gripe, pero con efectos leves”. Y, esta enfermedad con síntomas débiles se convirtió en una pandemia que duró tres años y que acabó con la vida de más de 50 millones de personas.
Así como en la actualidad el sector logístico ha sido capaz de atender a las necesidades provocadas por la pandemia de coronavirus, hace un siglo la logística no estaba preparada para responder a esas necesidades. Las vacunas, por poner un ejemplo, en el hipotético caso de haberse desarrollado, no habrían podido distribuirse adecuadamente.
Fijando la vista atrás y comparando aquella época con la actual, hemos logrado grandes avances, aunque aún existen muchos por alcanzar y cambios en el desarrollo de tecnologías que ayuden y faciliten la eficacia de los procesos logísticos y de transporte.
El mes de abril ha devuelto al sector de la logística a la senda del crecimiento. A pesar del impacto de la tercera ola del COVID-19 sobre el empleo, que ha disparado los EREs en diversos sectores, la afiliación a la Seguridad Social del sector de la logística durante el pasado mes ha alcanzado las 930.255 personas, con un aumento de 4.195 con respecto a marzo, equivalente a un 0,4 por ciento.
A raíz de ello, la logística pasa a consolidarse como el generador del 5 por ciento del empleo total de la economía. De este modo, el nivel de afiliación, que ya en el mes anterior se había mantenido estable, vuelve a registrar un resultado positivo que, si se compara con el mismo mes del año anterior, confirma una dinámica alzista, teniendo en cuenta la circunstancia que abril de 2020 registró con el impacto directo sobre el empleo del confinamiento de la economía.
En términos de comparación interanual, y para datos globales del sector, la buena noticia es que en abril se supera el nivel de afiliación del mismo mes en 2020, en 32.592 personas, un 3,6 por ciento.
El empleo autónomo se estabiliza
Del total de afiliados del sector, un total de 715.512 pertenecen al Régimen general y otros 214.743 al de autónomos de la seguridad social. Esta distinción es relevante, porque con estos datos, en el primer caso, se produjo en abril un aumento del 0,56 por ciento con respecto a marzo en tanto que, en el caso concreto del empleo autónomo, el crecimiento ha sido inferior, un 0,1 por ciento, de una práctica estabilidad.
La afiliación al Régimen general, en comparación interanual, aumentó en 22.180 personas, un 3,2 por ciento. Por lo que respecta a los autónomos, la cifra se incrementó en 10.412 personas, equivalente a un 5,1 por ciento. Los autónomos del sector suponen el 6,5 por ciento del total nacional.
Por actividad
De las actividades integrantes del sector, el transporte terrestre, que concentra el 64 por ciento del empleo, tuvo un mal ejercicio en abril con un descenso del 0,12 por ciento respecto a marzo, mientras que, en tasa interanual, aumentó un 3,18 por ciento, si bien el empleo autónomo cambió de signo y creció algo menos, un 1,1 por ciento.
La siguiente actividad por volumen de empleo, Almacenamiento y actividades conexas, que supone el 22 por ciento de total, creció un 1,44 por ciento respecto a marzo, pero en tasa anual, registró un 3,1 por ciento gracias al fuerte incremento registrado por el empleo autónomo, 5,5 por ciento, más.
De nuevo, la actividad con mayor descenso del empleo en términos anuales fue el Transporte aéreo, acusando los efectos de la crisis, un -10,07 por ciento, si bien en este mes de marzo creció un 1 por ciento respecto al mes de marzo, en tanto que las Actividades postales y de correos experimentaron un crecimiento anual acumulado del 14,29 por ciento, con un crecimiento respecto a marzo de un 3,3 por ciento.
El empleo autónomo mantiene un importante aumento del empleo alcanzando el 32,7 por ciento.
La situación de los ERTEs
Según datos del Ministerio de Inclusión y Seguridad Social el número de ERTES en el sector de la Logística y el Transporte en el mes de abril alcanzó un total de 7.502 (122 menos que en marzo) que afectaron a un total de 39.570 trabajadores con una disminución en ambos casos de un 5 por ciento.
De estos trabajadores, 26.175 son hombres y 13.395 mujeres.
El transporte terrestre se mantiene como la actividad más afectada por los ERTES y también el que mantiene un mayor número de trabajadores en situación de regulación de empleo: suma en abril 14.455. Le sigue transporte aéreo, con 14.127 trabajadores en ERTE.
Por último, almacenamiento y actividades conexas al transporte registra 9.531 trabajadores, y en este caso, el descenso es de un 11,2 por ciento. En conjunto Transporte y Logística con 39.570 trabajadores afectados representa el 6,2 por ciento del total de trabajadores en ERTE en el conjunto de la economía.
La opinión de los expertos
Según Gabino Diego CEO de Foro de Logística, “el empleo en la Logística y el Transporte está dando muestras de un mayor dinamismo que el conjunto de la economía, y que los niveles de empleo existentes antes del confinamiento y la pandemia del COVID-19 ya se han alcanzado, pese a que la crisis está ahí y no conviene olvidarse de la misma. Una vez más, el dato positivo del empleo en el sector viene de la mano de los autónomos, que están aprovechando las oportunidades de emprender que se abren en este sector. Una clara apuesta por el talento y la cualificación que es un rasgo cada vez más evidente del Transporte y Logística en España”.
“Por ello, somos optimistas con el empleo autónomo porque está ayudando a recuperar los niveles de empleo anteriores a la crisis del COVID-19 con más rapidez que en el resto de la economía, y en ese sentido, hay empresas que están haciendo esfuerzos en digitalización y cualificación para afrontar con los recursos humanos adecuados, los retos de un escenario complejo y lleno de incertidumbres”.
Por su interés, reproducimos la noticia publicada en el El Vigía por Xavier Gual.
Cuando a principios de diciembre los médicos de Wuhan descubrieron un virus de procedencia animal que había acabado con la vida de varios trabajadores de un mercado de la ciudad, pocos sospechaban que unos meses después iba a desencadenar el mayor colapso económico y social del planeta desde la Segunda Guerra Mundial. Y que en España, al otro lado del mundo, el número de muertos superaría ya los 15.000, con más de 150.000 contagios y millones de personas confinadas en sus casas. En apenas diez semanas, el coronavirus se ha extendido a más de 200 países, dejando tras de sí un reguero de muerte y desolación.
La cadena logística se enfrenta al mayor desafío de su historia, al menos de su historia reciente. Con los centros de producción diezmados por la pandemia, el reto es, en primer lugar, abastecer a la población de los productos esenciales para el mantenimiento de la vida. Asegurado este, los esfuerzos deberán centrarse (en algún momento todavía por determinar) en proporcionar al tejido productivo los suministros necesarios para resetear la actividad económica, minimizando los daños, especialmente sobre el empleo, y recuperando una cierta normalidad a la mayor brevedad posible.
A finales de enero, el virus hace su aparición en Italia. El 31 de ese mes se detecta el primer caso en España, en La Gomera, y dos semanas después, el 13 de febrero, tiene lugar el primer fallecimiento, en València. En paralelo, el empeoramiento de la situación en China, con buena parte del país confinado tras la celebración del Año Lunar, así como el estrangulamiento de las líneas de aprovisionamiento que conectan Europa con el gigante asiático, ya hacen temer lo peor.
El real decreto 463/2020, por el que se declara el estado de alarma, somete a España a las condiciones de una economía propia de un país en guerra
En la segunda mitad de febrero, la alarma se extiende a a una velocidad exponencial. La estiba ya reflejaba por entonces una caída del 30% de la actividad, según datos de Anesco. En marzo, los acontecimientos se precipitan. La OMS eleva la amenaza sanitaria de epidemia a pandemia y el 14 de marzo Pedro Sánchez decreta el estado de alarma ante el riesgo de colapso del sistema de salud. El real decreto 463/2020 somete a España a las condiciones de una economía propia de un país en guerra. El ministro de Sanidad adquiere plenos poderes para “asegurar el abastecimiento de productos necesarios para la protección de la salud pública”. En materia de transportes, el ministro José Luis Ábalos “queda habilitado para dictar los actos y disposiciones que sean necesarios para establecer condiciones a los servicios de movilidad, ordinarios o extraordinarios, en orden a la protección de personas, bienes y lugares”. El Gobierno da prioridad al abastecimiento de alimentos y garantiza el tránsito aduanero en los puntos de inspección fronteriza de puertos y aeropuertos, priorizando los productos de primera necesidad.
Primeras voces críticas
Una de las organizaciones más críticas con la actitud inicial de España ante la crisis es Astic. Para Ramón Valdivia, su director general, “resulta preocupante la falta de planificación del Gobierno, sobre todo la ausencia de comunicación con un sector que está entre los más afectados”. Aunque el sector experimenta un incremento en la demanda en la semana previa al estado de alarma, desde entonces el ritmo de caída no ha hecho más que acelerarse.
“Es mucho más eficiente ayudar a que no cierren estas empresas, para que estén listas cuando vuelva la actividad, que no paliar los efectos de la caída. Conductores y camiones han de estar ahí, listos para rendir cuando el primer atisbo de recuperación aparezca”
Al descenso de actividad, se añaden los problemas que sufren los transportistas en las fronteras interiores de la UE, con colas de decenas de kilómetros. Lo que más preocupa a Astic es salvaguardar la operatividad del transporte por carretera “para que pueda volver a estar disponible en el mismo día del final de esta crisis, sea cuando sea”. Para ello, la entidad que preside Marcos Basante propone al Gobierno reducciones de las cotizaciones sociales, aplazamientos del pago de impuestos y créditos blandos para evitar expedientes de regulación de empleo, más onerosos y lentos, o estrangulamientos de liquidez que pongan en riesgo la continuidad de las empresas. “Es mucho más eficiente ayudar ahora a que no cierren estas empresas, para que estén listas cuando vuelva la actividad, que no paliar los efectos de la caída. Los conductores y los camiones han de estar ahí, listos para rendir cuando el primer atisbo de recuperación aparezca”, explica Basante.
Tras la declaración del estado de alarma, el Gobierno aprueba tres decretos leyes (8/2020, 10/2020 y 11/2020, publicados en el BOE el 18 y 29 de marzo y 1 de abril, respectivamente) con medidas urgentes para hacer frente al impacto económico y social del Covid-19. En el capítulo de ayudas, el artículo 17 del decreto 8/2020 establece una prestación extraordinaria por cese de actividad para los afectados, sean empleados o autónomos, con carácter excepcional y vigencia limitada a un mes.
En principio, la medida deja fuera al transporte de mercancías, por tratarse de un servicio esencial, no obligado a cesar la actividad. Más tarde, en el RD 10/2020, el Gobierno crea la figura del permiso retribuido recuperable, al que no pueden acogerse los autónomos, ya que este se destina exclusivamente a trabajadores por cuenta ajena, y siempre de empresas que no presten servicios esenciales. En consecuencia, la Administración dejaba en el limbo a miles de transportistas autónomos, incluso a quienes se veían en la necesidad de parar los camiones porque sus clientes, industrias, comercios o empresas de servicios no esenciales, habían cesado en la actividad.
El real decreto 10/2020 deja en el limbo a miles de transportistas autónomos, que no pueden beneficiarse del permiso retribuido recuperable establecido por el Gobierno
No es hasta la siguiente reunión del Consejo de Ministros, con el real decreto 11/2020, que se establecen ayudas a las que sí pueden acogerse empresas y autónomos del transporte. Concretamente, el Gobierno acuerda una moratoria de seis meses en las cotizaciones sociales a la Seguridad Social sin intereses, así como el aplazamiento del pago de deudas a la Tesorería General, para todos aquellos que mantengan la actividad tras el estado de alarma. En el caso de los transportistas por cuenta propia que hayan cesado en el negocio y pasen a percibir la prestación dispuesta en el RD 8/2020, podrán abonar las cotizaciones sociales de los días trabajados de marzo fuera de plazo sin recargo alguno.
Por otro lado, se establecen otras medidas paliativas, como la suspensión del pago de facturas de electricidad o gas y la posibilidad de cancelar o modificar los contratos de suministro. Para la Asociación de Transportistas Autónomos, el plan no cubre las expectativas del colectivo. Su presidente, Lorenzo Amor, acusa al Gobierno de “seguir improvisando” y le echa en cara que el decreto llega con 15 días de retraso y tras la celebración de hasta seis consejos de ministros.
También la gran patronal del sector, la Confederación Española de Transporte de Mercancías (CETM), cuestiona la gestión del Ejecutivo. “Una vez que se haya acabado esta pandemia, las economías de toda Europa necesitarán que las empresas de transporte reanuden las operaciones de inmediato para apoyar la recuperación. Por eso nuestro Gobierno debe dar a estas empresas un apoyo prioritario, porque sin él serán muy pocos los transportistas por carretera que puedan permanecer operativos. No será posible salir de la crisis económica que seguirá a la del coronavirus sin un transporte de mercancías eficaz y solvente”, advierte su presidente, Ovidio De la Roza.
Protección del transportista
Desde el mismo momento en que se decreta el estado de alarma, el objetivo de la Administración es blindar el transporte de mercancías, en contraste con el de pasajeros, que sufre una sucesión de restricciones sin precedentes. El transportista pasa a ser considerado un profesional esencial para el sostenimiento de las actividades básicas y el abastecimiento de la población, asegurado por una flota de más de 200.000 camiones. El ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana dispone un conjunto de medidas destinadas a facilitar su trabajo y agilizar el movimiento de mercancías a lo largo y ancho de la geografía española.
Ante las retenciones kilométricas en las fronteras interiores de la UE, la Comisión ha instado a los gobiernos a implantar corredores verdes, carriles rápidos para el transporte de mercancías básicas, por el momento con poco éxito
En primer lugar, se relaja la normativa sobre tiempos de conducción y descanso para permitir que el conductor profesional alargue sus jornadas de trabajo y pueda realizar su descanso semanal en la cabina del vehículo, algo que contraviene la legislación vigente. En segundo lugar, y ante las quejas de los transportistas por las pésimas condiciones en las que se ven obligados a trabajar, con la mayoría de restaurantes y hoteles cerrados por la pandemia, el departamento que dirige José Luis Ábalos establece servicios esenciales en más de 300 alojamientos turísticos y otras tantas áreas de servicio y gasolineras repartidos por la red viaria principal. Estos establecimientos deberán proporcionar aseo y comida a los transportistas. En caso contrario, serán sancionados.
La falta de EPI’s (equipos de protección individual, como mascarillas, guantes, gafas y geles desinfectantes) es otro de los caballos de batalla del sector. Las principales asociaciones de la carretera, como Fenadismer, los reclaman con insistencia, pero el ministerio de Sanidad está desbordado por la situación. Los más de cuatro millones de mascarillas prometidas por las autoridades no llegan hasta la segunda semana de abril y el riesgo de contagio complica la operativa. En los muelles de carga y descarga se limitan los contactos entre transportistas y cargadores para reducir al mínimo las posibilidades de infección. De nuevo, surge la vieja polémica sobre el papel del transportista en las operaciones de carga y descarga del camión. Los primeros se oponen, ahora con mayor motivo, a una práctica que se ha extendido en los últimos tiempos.
La patronal logística UNO y los sindicatos CCOO y UGT lanzan un protocolo de actuación ante el coronavirus. Miles de repartidores siguen realizando su labor diaria sin equipos de protección, lo que obliga a extremar las medidas de precaución. En las fronteras, los controles sanitarios impuestos por los estados, que deben superar también los transportistas, suponen otro problema. Austria ha sido de los primeros en ponerlos en marcha para los conductores procedentes de Italia. Ante las retenciones kilométricas denunciadas por organizaciones como la World Road Transport Organisation (IRU), la Comisión Europea ha instado a los gobiernos a implantar los denominados corredores verdes, carriles rápidos para el transporte de mercancías de primera necesidad. Un llamamiento que, por el momento, está teniendo poco éxito.