Con la incorporación de nuevas tecnologías hacia la conducción automatizada, esta ha dejado de ser un elemento de ficción, pasando a convertirse en una realidad para la próxima década o, incluso, para el próximo lustro.
Tanta es la realidad que ya desde principios de 2013, diversos prototipos de conducción autónoma circulan por la A81 de Alemania y en la Interestatal 280 de Estados Unidos. En este contexto, el proveedor de tecnología y servicios Bosch afirma que para 2020 “los coches deberían estar ya conduciendo de forma autónoma en las autopistas”, “la conducción automatizada será impulsada por el creciente mercado de sistemas de asistencia al conductor”.
Pero para que la ficción se convierta en realidad, la limitación legal, que dicta que los conductores deben mantener el total control de su vehículo en todo momento, deberá seguir el ritmo de los avances tecnológicos.
En este sentido, aunque sí hay señales que pronostican un cambio en la regulación, actualmente, la conducción automatizada no es legal. Uno de estos cambios podría ser permitir este tipo de tecnología, siempre y cuando el conductor pueda anularla o desactivarla.
Con las nuevas excepciones al actual reglamento, ya en marcha, el conductor podrá ser considerado un “gestor de transporte” en un futuro próximo.
La implementación de esta innovación tecnológica podrá contribuir a reducir el número de accidentes, ya que el 90% de los accidentes se pueden atribuir a un error humano. Además, varios estudios de Estados Unidos indican que se podrá ahorrar hasta un 39% en combustible.
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